"Más Allá de la Vanidad"
Por: Ana Lucía Villagrán
Co-fundadora de Arum Namu Cosméticos
Es indiscutible que a muchas de nosotras nos cautiva la idea de lucir hermosas y si se puede cuasi perfectas, mucho mejor. En realidad no es tanto un tema de superficialidad, sino más bien de esta cultura en la que vivimos inmersas, que da gran valor a la belleza física, y muy especialmente, la femenina. Tal como me pasó a mí en su momento, estoy segura que muchas se inician en el cuidado del cutis con el afán de sentirse jóvenes y bellas, o francamente solo para dar un aspecto ´más natural´ al maquillaje que utilizamos para cubrir imperfecciones. Y es que si algo no podemos negar es que cuando nos sentimos bien, se nos infla la autoestima y nos sentimos más seguras de nosotras mismas.
Sin embargo, lo curioso de este camino es que a medida que transitamos el fascinante mundo de la dermocosmetología, el rumbo inicial de nuestra búsqueda de la belleza física, va tomando un nuevo giro, cuando entendemos que nuestra piel es un órgano vivo que responde a lo que pasa tanto dentro de nuestro cuerpo como fuera de él. Iniciamos un proceso de redescubrimiento, de amor y gratitud por este órgano que nos protege. Casi inesperadamente, la vanidad se relega a un segundo plano y en su lugar, la salud integral se convierte en el foco de nuestro interés fundamental. Esta transformación, aunque gradual, tiene un alcance profundo que surge como resultado del establecimiento de una rutina para el cuidado de nuestro cutis.
El proceso de creación de una rutina personalizada nos obliga primero que nada a reconocer nuestra propia piel, a observarla con detenimiento y empezar a entender las necesidades que puede tener en base al estado de nuestro cuerpo, de nuestra salud, nuestro estilo de vida y todo aquello que sucede a nuestro alrededor. La piel nos habla y es nuestro deber estar atentas a escucharla. Este proceso nos conduce además a informarnos más ampliamente sobre las características y beneficios de los diferentes tipos de productos que existen, así como de los ingredientes claves que tienen el potencial de responder a necesidades específicas. Más importante aún, nos enseña que el propio acto de establecer una rutina no es tan fácil como lo parecía originalmente, pues es una aventura que requiere nuestra apertura al ensayo y al error.
Entendemos además que no hay fórmulas mágicas, ni píldoras que nos hagan lucir una piel veintiañera en nuestros cuarentas, o borrar un acné persistente en 10 días. Sin embargo, lo que si está a nuestro alcance es proyectar la mejor versión de nosotras mismas, ser testigas de la efectividad de una rutina bien planteada y reflejar el brillo de una vida bien vivida en nuestro rostro.
La rutina coreana o el K-beauty está basada precisamente en una filosofía integral de la salud de la piel, en donde se reconoce la interacción de los factores internos y externos que pueden impactar el estado de nuestro cutis. En Corea, la nueva capital mundial de la belleza, desde las más pequeñitas hasta las más ancianitas, hombres o mujeres; todos, absolutamente todos, comprenden que el tener un ¨buen aspecto¨ del rostro, necesariamente conlleva un esfuerzo por cuidar nuestra alimentación, nuestro sueño, nuestra ingesta adecuada de agua, la práctica de ejercicio moderado, y la lista sigue, sigue y sigue. En la siguiente infografía, les comparto los 10 consejos prácticos para mantener una piel saludable.
Tal como se puede apreciar, los consejos son acciones sencillas de la vida cotidiana, que a la vez constituyen acciones concretas para revolucionar el aspecto de nuestra piel. Personalmente, me parece fascinante que el más mínimo ajuste a nuestros hábitos diarios, pueda tener un impacto visiblemente positivo o negativo en nuestro aspecto. Es un trabajo hormiga, casi invisible al ojo poco entrenado para observarlo. En mi historia personal, estoy casi segura que todos los años a lo largo de mi adolescencia que disfruté dándome duchas con agua ¨para pelar pollos¨ como diría mi abuelita, fueron decisivos para sembrar la semilla de mi problema de manchas, que aunado a desbalances hormonales se desarrolló con más intensidad en mis veintes y que aún ahora combato asistida de mi rutina diaria y visitas al dermatólogo.
De estos diez consejos, considero que la selección apropiada de los productos que integran nuestra rutina es talvez uno de los más importantes, pues no importa si estamos dispuestas a invertir nuestro dinero en las cremas más caras del universo; si éstas no son apropiadas para el tipo y necesidades específicas de nuestra piel, tendrán un efecto a penas visible o incluso adverso. Este paso es el corazón del enfoque holístico del cuidado de la piel, pues requiere observar, tomar decisiones informadas, seleccionar y sobre todo estar dispuesto a cometer errores para ir perfeccionando la selección.
Finalmente, a medida que vamos alcanzando armonía en los productos de nuestra rutina, en las acciones que tomamos en relación a la salud de nuestro cuerpo, y al estilo de vida que escogemos; nuestro rostro empieza a reflejar no solo la hermosura y juventud que tanto anhelamos, sino también se hace aparente la belleza de sentirnos cómodas y radiantes en nuestra propia piel; y es allí precisamente en donde radica el verdadero secreto de una piel de porcelana.
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